viernes, 11 de enero de 2013

Lo siento chicos, pero ya no hay Navidad

Después de las largas vacaciones no hemos dado cuenta de que ...es pero de lo que parece llevar un blog. Mira que creíamos que aguantaríamos con el en Septiembre (y lo hicimos) pero llego Enero y se nos fue el ánimo. Aún así, trataré yo, Paula, de luchar contra el horrible virus de mi socia.
Es un virus horrible conocido como vagancia, y lo peor es que no tiene cura.
Cuando te llega te vueves algo vaga, pero confío en que volvera a ser la misma cuando recobré la inspiración.
Oye guapa, que de vagancia nada, se me fue la wifi igual que a ti
Por lo demás, no tengo mucho que contar. Se que la mayoría de lectores, excepcionando a algunos fans locos y unos rusos que no se por qué nos leen, son conocidos míos, lo cual, en parte, me enorgullece, porque tener el apollo de los míos siempre es bueno (digo yo) aunque no en exceso, que conste.
Al llevar tantos meses con el blog, le he cogido tanto cariño que no me puedo desprender de sus entradas, e incluso, quedarme impresionada con lo bien que escribimos cuando nos animamos.
Digamos que mi mayor adicción puede ser escribir reportajes y noticias, e informar, básicamente. Con algo de suerte, en unos años me veréis como la redactora del mejor periódico del mundo, aunque con lo de la crisis, con trabajar en un McDonald's ya te puedes considerar suertudo.
Ahora mismo, me encuentro en un ciber, intentando disimularos que no tengo ni idea de que informar, y sobretodo, que la "d" está en este teclado colocada como una "r", lo cual me está dificulatando un poco.
¿Y sabéis que haré ahora?
¿Qué tal unos relatos? ¿O alguna historia? Así mataré el tiempo (Tiempo, cosa que se mata. ¿Desde cuándo?)

Era otro día tan estúpidamente tonto como el de ayer. Lo único divertido de la casa era una mosca, y eso a Iris no le parecía demasiado entusiasmante.
-¿Qué se le podía hacer? Son las consecuencias de vivir en un pueblo aburrido.-Pensó ella.
A sus 29, se veía en una casa enorme, y absolutamente vacía, después de que su marido comenzara a críar malvas, aunque eso a ella parecía darle igual. Naturalmete, le importaba su muerte, pero su cara expresaba tal indiferencia, que cualquiera que la viera sentía un escalofrío en la espalda.
Entonces, enchufó la gramola que había heredado su difunto marido, de su difunto suegro, y comenzó a oír a Pink. El rock le encantaba. Le hacía sentirse viva.Una extreña pirueta del corazón, o puede que una cabriola. Casi veía como era feliz, lo cuál no le solía ocurrir. Desde la ventana vió un Mercedes , o quizas era un Ford, ella no sabía distinguir los coches demasiado bien, o si quiera, distinguirlos. El suelo pareció moverse, pero solo lo vió ella, tenía un extraño sexto sentido para saber lo que pasaría desde que murió su marido, lo cual era bueno, aunque extraño. Entonces la estantería calló, y ella, se apartó en el momento justo. Como si nada. El coche de la calle paro frente a su puerta como una cosa inesperada, porque ¿Quién sabe?Pudo ser el destino.
Continuará.


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